Desde hace bastante tiempo el presidente de Uruguay, José Mujica se ha convertido en una verdadera sensación de las redes sociales debido a la modestia en que vive (que salió a la luz gracias a un reportaje de la BBC que lo describe como “el presidente más pobre del mundo”) y por su estilo campechano y desenfadado de hablar que lo aleja del típico político acartonado y desabrido al que estamos acostumbrados, pero se le endiosado de tal manera que se ha perdido objetividad y no se la ha visto con los bemoles que puede tener como ser humano perfectible que es.
Pero es más que nada gracias a la austeridad en la que vive que se ha ganado la admiración sobre todo de un sector importante de la conocida izquierda caviar o Red Set, es decir, aquellos de la clase media y alta que admiran mucho la pobreza (ajena eso sí), pero que se encuentran muy poco dispuestos a renunciar al iPad o la tarjeta de crédito, en pocas palabras son adictos a una especie de culto a la pobreza (a pesar de que les daría terror ser pobres) y que mejor personaje para admirar que un presidente que dona el 90% de su salario, maneja un automóvil viejo, vive de forma humilde en un suburbio y por si fuera poco legalizó la marihuana (¡el santo qué la progresía estaba esperando!), y es gracias a todo esto que varios muros de Facebook se han inundado de noticias sobre don Pepe y memes con frases inspiradoras del septuagenario político (sí las dijo o no es lo de menos, lo importante es que sirvan de alimento alma).
Uno de los bemoles de José Mujica es su pasado criminal y el hecho de que fue prófugo de la justicia, ya que pertenecía al Movimiento Nacional de Liberación-Tupamuros una guerrilla urbana que funcionó durante las décadas de los 60’s y 70’s, que lo mismo cometía robos, secuestros y asesinatos, para presionar al gobierno de turno, ya fuera democráticamente electo o dictatorial, es más así describe un rotativo de Montevideo al hoy presidente: “Un viejo delincuente que hace tiempo manteníase inactivo, intentó asaltar en compañía de un feriante a un cobrador de Sudamtex, cuando llegaba con dinero para el pago de obreros. Los sujetos utilizaron una motocicleta a efectos de poder huir rápidamente del lugar, en Lavalleja y Acevedo Díaz. Sus movimientos fueron percibidos por personal de la firma que dio aviso a autoridades de la Seccional 7ª y se frustró el golpe, deteniendo los policías a uno de los atracadores, JOSÉ ALBERTO MUJICA CORDANO, oriental, casado, de 29 años. Se encuentra prófugo quien planeó el golpe, Rúben Anchetta” (El Diario, 2 de julio de 1964).
Vaya contradicciones, el entonces guerrillero robó un dinero que serviría de pago a aquellos que la guerrilla tanto dice defender: obreros; y que conste que en ese entonces la República Oriental del Uruguay tenía un gobierno democráticamente electo (la dictadura militar llegaría 9 años después). Ya el diario describe a Mujica como un “viejo delincuente”, es decir, una persona que ya tenía en su haber un largo historial de delitos, fue una persona que no solo legitimó la violencia, si no que fue parte de ella y nunca ha mostrado arrepentimiento alguno por los errores garrafales que cometió, por el contrario siendo candidato afirmó que la violencia de la guerrilla “estuvo justificada”.
Ese es el peligro de endiosar a los políticos, se les quema tanto incienso que la nube de humo nos impide verlos como realmente son: seres humanos con defectos y virtudes, no se pueden entender uno sin el otro y por supuesto no se pueden eliminar las fallas y solo exhibir los aciertos.